Por José Carlos Rios Camacho
ENSAIOS
ALFONSO X Y LOS JUDIOS: SU MANIPULACION HISTORICA.
"Se Deus me tivesse consultado, haveria feito o mundo doutra maneira".
Alfonso X.
Introducción.
Cuando en el nombre de la igualdad, la justicia y la democracia el presidente de un Estado nacional soberano le entrega a una personalidad de otro país importante por su relevancia e importancia, ya sea económica o política, una obra del Rey Sabio Alfonso X, "Cantigas de Santa María" para decir que en dicha época "“moros, judíos y cristianos convivían en armonía, paz y prosperidad", dicho suceso nos está confirmando que desde una perspectiva actual estamos viendo (y valorando en términos tópicos e universalistas) lo que sucedía y lo que es peor, pensaban los hombres del Reino-Rey de Castilla en la segunda mitad del siglo XIII; súmesele a todo ello medios de información de la época post-industrial y la imagen objetiva de A. X (Alfonso X) irá cediendo y calando en una opinión pública que no cuestiona lo que desde una pantalla se le está diciendo. La Historia cede ante el adulteramiento del pasado: la manipulación histórica se ha confirmado. La necesidad de un revisionismo que empiece a cuestionar no sólo los acontecimientos pasados mas recientes, sino la historia antigua, medieval y moderna no es una llamada anecdótica a quienes se interesan por la historia en su sentido más amplio, sino una necesidad.
El ejemplo anterior de Felipe González (y su donación personal a...) y W. Brandt, por aquellos días presidente de la Internacional socialista (y no es casualidad, también judío) es sólo la punta del iceberg, el resultado que durante generaciones y generaciones la nación española ha estado madurando en sus aulas universitarias, en sus intelectuales (historiadores, filósofos y escritores literarios principalmente) ahora reforzado por un cambio de imagen exterior que España debe hoy dar a Europa y al Mundo.
Ya el anti-judío y escritor Roberto Robert en su obra "Siervos, judíos, brujos y Diablos" (1) escéptico y heterodoxo como pocos en nuestro suelo apuntó ya a A. X y a su fama de protector de la "raza" hebrea: "El Rey D- Alfonso el Sabio no siguió en esta manera las huellas de sus gloriosos predecesores, y en ciertas cosas trató a los judíos de sus reinos como si no hubieran matado a Dios. No se sabe a donde habría llegado su debilidad para con ellos, si la Iglesia no los hubiera atado corto; y si bien es verdad que les hizo beneficio inmerecidos, también es cierto que para demostrar a los fieles que no corría peligro de olvidar sus obligaciones de buen cristiano, concedió a la catedral de Sevilla el dulce privilegio de cobrar el tributo de treinta dineros de cada judío que hubiera en su circunscripción, derecho que ya tenían las demás iglesias" (Cap. LXXXI). La sombra de D. Menéndez y Pelayo está claramente detrás de este curioso y no suficientemente conocido escritor. De sobra sabemos las pocas simpatías que a lo largo de la historia cualquier pueblo europeo demostró hacia los de la casa de Judá, podríamos citar como ejemplo al nada sospechoso de antisemitismo Julio Valdeón Baruque, medievalista actual (2). En el mundo de la historiografía, a parte de don Menéndez, Américo Castro elogió más de una vez la defensa del hijo de Beatriz de Suabia en dicha armonía, creadora de cultura (¡cómo no! según Mitterand -verbigracia- hoy todo es cultura) de la trilogía racial antes mencionada. El tópico llega a escritores como Sanchez-Dragó, incapaces de diferenciar lo que es "defensa de los judíos", "influencia de los judíos" con "defensa de determinados judíos" e influencia de los mismos y su innegable colaboración en pro de un mayor conocimiento del Todo, si es que de una vez queremos entender a personas
como el Rey Sabio (3): "Alfonso el Sabio (...) ordenó traducir al romance no sólo el "Talmud" sino también esas "sciencias que han los judíos muy escondidas e que llaman Cábala", nos lo cuenta el sibilino infante Juan Manuel. En seguida veremos hasta dónde llegó la vocación judía en la Escuela de Traductores de Toledo. Y todo para que la voluntad pluralista de Sanchez-Albornoz invirtiese los términos a la vuelta de pocas centurias (...)". Sería muy fácil contestar con las teorías y contestaciones de Sanchez-Albornoz a Américo Castro-Sanchez-Dragó pero creemos que este pequeño articulo debe superar debates que ya quedaron un poco anclados a lo ibérico. Tanto por el "bando pro—judío-armonioso" como por el “tradicional antijudío" veo falta de claridad y manipulación de lo histérico; en una parte gana A.X en la otra, pierde, el padre Isla en su “Historia de España" versifica y ridiculiza a nuestro personaje: “Alfonso X a quien llaman sabio,/ por no sé qué tintura de astrolabio,/ lejos de dominar a las estrellas,/ no las mandó, que las mandaron ellas,/ y mientras mide el movimiento al cielo/ cada paso un desbarro era en el suelo".
En una época de universalismo a destajo, "derecho humanos", igualdad (que no existe, que es artificial), la manipulación va de la mano de valores, de ideologías, se entiende la muerte de la Historia y su verdad, su búsqueda.
Los antecedentes: la realidad y la necesidad.
Comprender el contexto económico-social puede ayudarnos a la hora de ir centrando el tema que nos ocupa, complejo por sí mismo, debido a la cantidad de atadura de cabos necesarios para dominar la perspectiva de una persona tan polifacética y fuera de lo común como era A.X. y sus discutidos acompañantes.
Podemos resumir la época alfonsina en los siguientes puntos:
1. Aumento continuo del coste de la vida, empobrecimiento de una parte importante de la población, entre la que se incluyen los nobles (4).
2. Ascenso de una burguesía pujante (Comerciantes, entre ellos los judíos). Derroche de gastos de este sector social.
3. A.X. tomará medidas desde las Cortes de Valladolid (1258) que irá radicalizando diez años mas tarde: fijación de precios partiendo de una fijación de monedas, pesos y medidas tendiente a normalizar el comercio; fijación de precios de artículos importados (escarlata de Montpellier, de Gante, paños de Lille, de Ypres, de Cambray, de Ruán, de Inglaterra, etc). Las tasas afectan también a los productos castellano-leoneses y a sus manufacturas; . fijación de los salarios de jornaleros de campo, carpinteros, albañiles, sastres, con diferencias regionales que se tenían en cuenta. Entre las medidas suntuario-sociales, los concejos de Castilla aprobaron en Jerez la especificación del tipo de paños y adornos prohibidos a judíos y musulmanes, diferenciación entre ricos-hombres y caballeros, etc.
Para finalizar se intenta controlar algo que poco a poco se les fue yendo de las manos a los monarcas medievales y el sistema que los sustentaba: el flujo y reflujo de importaciones y exportaciones, intentando controlar esta situación que hacía que la ya mencionada burguesía sólida fuera ascendiendo en su protagonismo no ya a económico, sino político: se crean puertos, aduanas, lugares de paso para controlar las mercancías entre Castilla, los demás reinos peninsulares y Europa.
4. A.X. necesita cantidades considerables de dinero para avalar su empresa imperial (quiere ser, por derecho, Emperador de Sacro Imperio Romano-Germánico), controlar la frontera del Reino musulmán de Granada y tener contentos a los ya levantiscos nobles de su reino (las quejas de Nuño de Lara y del infante Felipe al Rey son sintomáticas)
Cabe añadir en este punto que los prelados se unen a los revoltosos azuzando discordias que casi llevan a A.X. al extremo de expulsar del reino a los obispos, pero cede "por non aver contra sí al Papa" (Crónicas. Pag.23).
5. crea nuevas poblaciones en Galiza y León que atraen a los habitantes de las tierras nobiliarias, que favorecen el desarrollo de la burguesía y del comercio, que hacen caso omiso del derecho de Castilla (que favorece a los nobles), que favorecen el abuso de los nuevos recaudadores de impuestos que adelantamos, eran judíos en su mayoría.
No debería llamar la atención a nadie que un monarca medieval tuviese relaciones con determinadas personalidades judías, cada uno sabía el puesto que le correspondía en una sociedad jerarquizada de arriba a abajo.
De hecho, el nieto de Doña Berenguela recoge la costumbre de esa relación "sui generis". Ya Alfonso VI y Alfonso VII tuvieron en su corte a astrónomos y filósofos como Rabbí Samuel ha-Levi, Isahak Aben—Joseph Aben-Herza y un Abraham Aben-Dior. Con Alfonso VIII de Castilla, J. Aben-Seleméh llegó a ser Almojarife mayor del reino sentando precedente para con su descendiente A. X. Toma forma mas permanente dicha colaboración con Fernando III que poco a poco fue minando diferencias sociales para con los cristianos en su Fuero de Córdoba, en su Forum Judicum (5), siempre bajo la sombra controladora de las relaciones entre cristianos y judíos del Concilio de Letrán sobre todo en sus disposiciones del gravamen con nuevos "pechos” a judíos y en el vestir diferente de los hebreos para su mayor distinción. En 1219, Fernando III y el obispo Ximénez de Rada establecen una "Concordia" que regulaba mínimamente dicha relación, diferenciandora (y no "igualizadora") en la convivencia de los judíos en reino cristiano. Los de Judea iban ganando poco a poco terreno y ello no era contradictorio con una nueva bula de Inocencio IV en la que prohibía levantar nuevas sinagogas en territorio cristiano. Todo ello influyó para que A.X., a la hora de redactar sus obras jurídicas tuviese en cuenta todos estos precedentes, sobre todo las leyes que se inspiraban en el Concilio lateralense, celebrado en el 1215. Los cánones lateralenses referentes a los judíos disponían lo siguiente:
1.- Prohibición de cobrar usuras excesivas y obligación de pagar el diezmo eclesiástico.
2.- Obligación (tanto moros como judíos) de llevar vestidos distintivos que permitieran identificarles así como la prohibición de exhibirse en Semana Santa. Está muy claro que los nazis no inventaron nada nuevo al respecto. :
3.- Prohibición a los conversos de observar sus antiguos ritos.
4.- Prohibición de ocupar cargos que les den poder sobre los cristianos pudiendo ejercer medicina con pacientes cristianos.
No todas las leyes se cumplieron pero sí la mayoría y así lo dejó bien escrito el rey sabio, aunque una cosa pudiera ser la realidad de lo que aconteció y otra el “espíritu", la filosofía que A.X. exprimía en sus obras, si existía ésta es que una corriente de opinión, tanto a nivel vulgar como intelectual estaba ejerciendo una presión sobre una realidad, que se puede reconocer, se le estaba yendo de las manos.
La élite judia.
Como vimos en los apartados anteriores, la protección al pueblo de Israel era relativa, diferenciando pues muy bien, "judíos" en general y determinados judíos, siendo éstos últimos los mas beneficiados de la tolerancia alfonsina, sobre la cual ya podemos ir haciéndonos una idea en el marco de una sociedad medieval (descontextualizar dicha acción sería la manipulación ya comentada en nuestro primer apartado). La mayoría de la población judía estaba situada en la capital del reino, Toledo, y a lo largo de Castilla se calculan setenta y tres las juderías y 90.000 los pertenecientes a ellas. Los judíos no funcionarios eran generalmente comerciantes pequeños y mayores, tenderos, herreros, tintoreros y se tiene constancia de que en Avila tenían campos y ganado vacuno y lanar, pero no queda constancia de que los trabajaran ellos mismos; otros oficios eran albarderos, sastres—alfayates, carniceros, cordoneros, cambistas aurífices, corredores, mercaderes, etc a la espera de una mayor información sobre este tema.
Sin embargo, había "otros" judíos, funcionarios, a los cuales acudía nuestro rey según las necesidades del reino. El campo de la cultura y de la economía fue el mas representado por la que hemos llamado élite judía. Desde la iniciativa y personal presidencia del príncipe, se afrontaban proyectos científicos de elevado nivel. Veamos objetivamente obras emprendidas, autores, coautores y traductores:
-Lapidarios de Abolais y Aebn-Quich (árabes) traducidos al
castellano por Rabbí J.Mosca Ha-Qaton (físico del infante) entre otros no judíos. 1250.
-Tablas Astronómicas, en las que intervinieron el propio rey, junto a Jehudáh ben-Mosca y Rabbí I. Aben-Zaqut Metolitolaáh ( el de Toledo). 1252.
- Ochava Spera, libro de astronomía traído del arábigo al castellano en 1256 Rabbí J. ha-Cohen, alfaquim del rey entre otros no-judíos (clérigos cristianos y científicos árabes).
-Libros del saber de Astronomía: era una colección de pequeños trabajos como el Alcora, traducido del de Alcozri-Ebn-Lucháh por J. ha-Cohen (y el cristiano Juan Aspa); Astrolabio Redondo y Astrolabio Llano originales de Rabí Isahak el de Toledo; obra de Abú-I-Ben—Yahía-Az-Zarcall puesto en castellano por otro cristiano, Fernando de Toledo; Libros de la lámina Universal del ya referido Rabbí-I- de Toledo junto a otras obras como Libros del Quadrante,
Piedra de la Sombra, Relogio del Agua, Argent Vivo, Palacio de las Horas, Atazir, Relogio de la Candela, junto con Rabbí Samuel ha-Leví.
Cánones de Albatení, Libro cumplido de los juicios de las estrellas y Libro de las estrellas, traducidos los tres al castellano por el ya muy conocido Rabbí de Toledo, Rabbí J. Bar-Mosséh ha-Cohen y tres cristianos entre 1259 y 1280.
Una de las mayores ocupaciones de A.X. por la cultura judía estaba justificada por su interés en traducir el Talmud y la Cábala, esas “otras sciencias que han los judíos muy escondidas á que llaman Cábala" (introducción a su Libro de la Caza). No se olvidó tampoco Alfonso de traducir el Korán. Cabalistas fueron don Todros y Moshé de Leén, autor del Zéhar ("Esplendor") obra fundamental en cabalística.
Recogía A.X. no sólo la costumbre político-financiera de los reinos de contar con judíos en su Corte, sino sobre todo, entra nuestro rey en el período álgido del desarrollo de la sabiduría del pueblo de Israel, es decir, la Cábala y de sus cabalistas, personas de no poca fuerza e influencia, como Isaac Ha Cohen de Soria; es el tiempo de las traducciones del Zohar, investigaciones sobre el Bahir, de la "Guía de los descarriados" de Maimónides. Los primeros cabalistas se desarrollan ademas de en Castilla, en el Languedoc, Paris, etc: Jacob de Corbeil, Isaac el Ciego, rabí David de Provenza y todos sabemos los contactos de la corte alfonsina cultural y politicamente con la Francia meridional. Sumémosle a esta edad de oro cabalística, la escuela de cabalítica de Girona cuyo ejemplo representativo pudiera ser Moisés ben Nahman y en la castellana Moisés de Leon y Abraham ben Samuel Abufalia. No podia desaprovechar esta ocasión histórica A.X. para conocer a estos doctores y no beneficiarse del conocimiento cabalístico que ello conllevaba. El judío sefardí contemporáneo nuestro, Ricardo Barnatán en una de sus obras sobre la cábala (6) afirma: “En la Castilla del tolerante reinado de Alfonso el Sabio aún a salvo del espíritu cruzado que propagaría el odio al judío, la Kábala prosperaba a la sombra de hombres tan preclaros como Abraham Abufalia de Toledo, Moisés ben Jacob de Burgos, o los hermanos Isaac y José ha Cohen de Soria. Pero ninguno de estos personajes brillantes tuvo la paternidad del Zohar. Su autor fue Moisés ben Shem-Tov de León coetánio de Todros Abufalia, cabalista que trabajó en la ciudad española de Guadalajara". Esta actitud, creo que justificada de A.X. es aprovechada por el autor de la cita para destacar el tópico que venimos denunciando en este trabajo por no sé qué extraña razón e interés de determinados historiadores o escritores en una falta de perspectiva histórica, donde los buenos y los malos son catalogados y enjuiciados. Dejando lo susodicho a un lado, interesa destacar la importancia y auge de la cábala en el XIII y por la cita, de Moisés de León.
— En el terreno de la poesía destacó don Todros ben Yehudá Abufalia, protegido del almojarife don Zag de la Mahela; en prosa rimada, Isahak ibn abi Sahula escribió su Mesahal ha-qadmoní, donde se comentan presagios y desarrollos de la cábala.
La labor intelectual no fue poca y llegó, estando en uso, hasta los tiempos de Kepler y Copérnico en lo que a astronomía compete.
Los judíos colaboraron estrechamente en la labor de recogida y creación de obras que ayudarían más a conocer el universo en todas sus dimensiones si es preciso. La obra estaba dirigida a la sabiduría para quien estuviera capacitado a acogerla y sobre todo, obviamente para los cristianos, que volvían a recuperar aquellos conocimientos que su civilización occidental había perdido (obras de la edad de Oro de los griegos), recogidas por la civilización árabe y adaptadas por los judíos al contacto con éstos, sin quitarle mérito a la creación judía. Recuperar estos conocimientos era una labor muy pensada y bien planteada por el rey staufen y a ella se entregó sin importarle demasiado el precio que le costaría. No nos olvidemos ni por un momento de la colaboración europeo-hispana (de la cual hemos mencionado algunos nombres, no todos por cuestiones de espacio y que son mayoría en el equipo de trabajo alfonsí) y la árabe (en astronomía, citemos a Ibn-Ahmad y a Ibn-Mas).
Si de la cultura pasamos a la política, la élite económica judía se hace más patente. Ya habíamos hablado de la existencia de judíos en cargos de no poca responsabilidad en monarquías hispánicas (Alfonso VIII, por ejemplo). Personaje Singular fue don Zag de la Maleha, émulo sin duda de don Mair, almojarife de Fernando III. Desde este "Ministerio de Hacienda" del reino, don Zag comenzará por contratar a judíos encargados de cobrar impuestos (contradiciendo el concilio lateralense) a cristianos y moros, es decir, al resto de la población castellana. Un episodio, a modo de ejemplo nos lo cuenta un apologista de los judíos en la historiografía del siglo XIX, Amador de los Ríos:
"Cuando en 1257 mandó el rey d. Alfonso congregar la hueste, para someter definitivamente a su vasallo Aben-Nathfot de Niebla, tomaba don Zag a su cargo la provisión y administración de aquel ejército; y para cubrir tan crecidas obligaciones, concedíale el Rey el arrendamiento de las tercias, y las fonsaderas, de las martiniegas y los pedidos, con otros diferentes pechos. No habían terminado aún los efectos de este contrato, y ya en 1272 hizo el mismo don Zag postura a las rentas de las dehesas y cañadas rompidas, las cuales quedaron también por suyas" (7).
Alfonso X necesitaba de una mano dura y ágil en asuntos económicos como era Zag. En un documento dado en Victoria el 9-9-1276, A.X. concede puestos a judíos como entregadores y arrendadores de impuestos. Estas responsabilidades de Estado eran arrendadas, alquiladas a modo de puestos de trabajo; ellos cobraban en nombre del rey y le daban un tanto por ciento a la corona. Cobraban a caballeros que abusaban de las leyes y los sancionaban (portellos y carreras) lo cual hacía ganar antipatías hacia el propio rey y los judíos. Su eficacia queda demostrada cuando hasta tuvo que sustituir a la Orden de Santa María de España como vigilantes de contrabando, por judíos (8). Sin embargo tiene que restringir su presencia en Andalucía y Murcia tal y como lo deja plasmado en una carta del 28-1-1276, a pesar de la presión de don Zag en este capítulo. El cobro de las tercias reales tuvo que cederlas Zag a los hijos del ya nombrado don Mair, Zag Mair y Jucgef Mair, los cuales le sustituyeron en su cargo en 1277. Las faltas, ilegalidades y fraudes de los cristianos eran estudiadas concienzudamente y duramente sancionadas por administradores que pronto fueron blanco de odios justificados o no por parte de los cristianos.
Otros judíos de elevada posición fueron Jacobo de las leyes, hijo de don Mair también; Zulema Pintadura, dueño literalmente de media Sevilla, con casas en la puerta del Arenal y cal de Francos, atafonas en San Nicolás, almacenes de aceite en la alcaicería, (... ) acaudalado propietario de Écija y Carmona (... ) hermosa huerta en Goles y Bibaragel. Fuera de la ciudad poseía los molinos de Guadaira y las alcarrias de Ayelo, camino de Aznalcázar y Puslena" (9) , puede cerrar la fila don Mair de Toledo, poseía heredades en Valencia del Río, casas en la Puerta de la judería y los molinos de Alcalá de Guadayra e igualmente sus hijos ya mencionados, fue famoso el de Toledo por las cuantiosas prebendas que extrajo de su puesto del almojarifazgo, gran recaudador de contribuciones, arrendándolas por un precio alzado, haciendo fluir numerario constante al trono castellano. Determinados rabíes de autoridad meramente religiosa llegaron a desempeñar funciones judiciales, nombrados siempre por el rey. Incluso dentro de la organización interna de la aljama, el albadá era considerado como un funcionario menor al servicio del monarca, pero poco más se sabe sobre el tema. Nuestro anteriormente dicho Todros ha-Leví es designado como "rab" y que según David Romano podría equivaler a lo que fue más adelante el "rab de la Corte", a modo de representante de todos los judíos de la nación.
Sin perder el Norte de lo que aquí queremos exponer y demostrar, podríamos hacer una visión general pero al mismo tiempo concienzuda de los variados privilegios que le fueron concedidos al "pueblo" judío.
- Construyeron los judíos la más bella y grande sinagoga que jamás habían tenido en suelo hispánico en el reinado de nuestro discutido rey (Santa María la Blanca en Toledo).
- Concede privilegios a las aljamas de Badajoz para que acudiesen al Concejo de dicha capital.
- Dona, al ampliar el Repartimiento de Sevilla, las villas y aldeas de Valentina y Alcalá del Rio, no pocas heredades, a su almojarife Zag Mair y a su alfaquim Yugaf Mair, así como recompensa por los servicios hechos en reconquista a Rabbfí Ganch y a los recogedores Todros y Zuleman a los cuales confió la administración de rentas.
- Ponía a las aljamas de Córdoba el deber de pagar (como Toledo) los diezmos hipotecados al obispo y Cabildo diocesano pero al mismo tiempo concedía privilegios a todos los judíos dei reino para concurrir libremente a las ferias de Sevilla (en 1254). -
-A la hora de establecer nuevas pueblas de las recién conquistadas tierras, hacía copartícipes el rey de los fueros y privilegios, heredándolos a la par de los caballeros, clérigos y ciudadanos, a los judíos de dichas villas. Ejemplos no faltan en el "Repartimiento de Santa María del Puerto" (1264), pero a personas muy determinadas y de corto número.
-Dedicación a la usura, solo admitida para los de estirpe judía, dejándoles un margen de no poca consideración, un 33'3% (Cortes de Valladolid, 1253) que rebajará (debido al abuso cometido en este porcentaje) al 25% de interés en las cortes de Jerez de la Frontera (1268).
En 1255 salen de las manos del rey y su equipo el Fuero Real(que intentaría poner orden en el desorden reinante de las leyes del reino teniendo en cuenta los antiguos fueros y fazañas del mismo y el "Libro de los Jueces") comenzando así una serie de restricciones que preludian el tono de las Partidas en lo que a judíos respecta:
-Los judíos no podrán ser, cabezaleros (albaceas) de cristiano "ni heredarlos, autorizaba el padre, cuyo hijo se tornara a la ley mosaica, para despojarle de toda herencia, ordenando que la prole, habida por el cristiano en mujer hebrea, fuera criada siempre por el padre e imponiendo por último la pena de la hoguera al cristiano que voluntariamente abrazara el judaísmo" (10).
-Prohibición de catequizar y de circuncidar a los cristianos imponiendo pena de muerte y confiscación de bienes a quienes inflingieran lo dicho. El proselitismo judaico también existía y esto lo tenía muy en cuenta el rey legislador, por mucho que se permitiera a los judíos leer sus propios libros sagrados, quizás debido a la influencia de un Papa pro-judío como pocos, Honorio III.
-Se contempla lo susodicho de la usura, declarando que los cristianos "non debían dar a usura por ley nin por derecho".
- Limite en el vestir de los hebreos: sin excesivo lujo, debido sin duda a dos cosas: a que los crecientes tesoros israelitas iban en aumento en un país donde la pobreza y restricción de numerario condicionaba el resto de la población no-judía, en general pobreza; otra razón era la influencia del concilio lateranense.
- Tampoco se toleraba el coger los judíos nombres de cristianos, por temor a que a corto y a largo plazo aquellos se confundieran entre la población.
Las Leyes Nuevas vienen a corregir al Fuero Real, que tendrán que "aclarar el nada claro tema de la consignación en las escrituras o cartas de préstamo los nombres del deudor y del fiador. A.X. resuelve el caso dictando una serie de puntos: 1º Que no hicieran los escribanos públicos carta alguna de deuda, sin expresar en ella separadamente los nombres del deudor y del fiador. 2º Que hicieran los alcaldes pagar las deudas judiegas ante el escribano, que autorizó la carta de obligación. 3º. Que judíos y cristianos gozaran de igual derecho de apelación en toda manera de litigios. 4º. Que así los judíos como los cristianos estuviesen en igualdad en cuanto a su obligación de comparecer ante los alcaldes y merinos en los juicios mixtos por deudas, "e que cada uno catase como daba lo suyo, que non lo perdiera".
Sabemos que estos juícios mixtos tuvieron poca acogida de facto entre los cristianos y A.X. tuvo que decretar de nuevo lo dispuesto sobre la igualdad en la parcialidad de los jueces, como fue el caso de las aljamas de Burgos. Las leyes sobre la población hebrea eran mucho más duras en Navarra y Aragón (aunque Jaime I concediera algunos privilegios) en este punto y en muchos otros sin duda. La población judía cabe distinguirla muy bien de los eruditos, a los cuales ni les iba ni les venía lo que aconteciese en las aljamas en gran manera.
La Diferenciación y la Defección. La radicalización.
Si la obra intelectual por excelencia fue la jurídica entre otras, Las Partidas son el resultado de un duro y enconado esfuerzo que quería servir de puente no sólo al futuro legislativo del reino castellano sino al europeo, imperial, formaba parte de un plan global donde literatura (excusamos hablar de la función trovadoresca del rey sabio), astronomía, matemáticas, astrología, cábala, conocimiento de las religiones no-cristianas (acercándose peligrosamente la herejía y la proximidad sanguínea de su mujer Doña Violante, tantas veces reprochada por Roma al rey, al cual no le podían perdonar ser un Stauffen), alquimia, arquitectura (recordemos el apoyo decidido de A.X. a las dos mejores catedrales góticas de nuestra geografía: León y Burgos), Historia, didáctica. Las Partidas sirvieron para un plan tan basto que es difícil hoy imaginarse su verdadera dimensión; de hecho, se adelantaron en su época y no fueron aplicadas de facto hasta el siglo XIV.
Bebían Las Partidas del derecho romano-germánico, con influencias filosóficas platónicas y ciceronianas junto con sus obras anteriores Espéculo y Fuero Real.
Dedica A. X. todo un Titulo (XXIV. De los judíos.) con once leyes que especifican satisfactoriamente la mentalidad que imperó en las mismas. Comienza dicho título (XXIV. De los judíos) con once leyes que especifican satisfactoriamente la mentalidad que imperó en las mismas. Comienza dicho título por una necesaria definición de judío: "los grandes señores de los cristianos siempre sufrieron que viviesen entre ellos", dejando muy claramente que judíos y cristianos deben vivir separados (nótese la influencia del concilio lateranense en lo que respecta al deicidio de los judíos) pero "mansamente". El rito judío de la crucifixión a modo de escarnio contra los cristianos debió de existir cuando se recalca la prohibición de salir de sus juderías a los propios en Viernes Santo por medio a que fuesen atacados por cristianos hipersensibilizados. El respeto se mantiene en lo que a rezar y realizar cultos de su religión se refiere así como a su día sagrado, el Sabbat. Tendrían derecho a comparecer en los pleitos mixtos de los cuales ya hablamos más arriba, aunque puntualizando más: “Otrosí decimos que todas las demandas que los cristianos hobieren contra los judíos et los judíos contra los cristianos, que sean libradas et determinadas por los nuestros judgadores de los lugares do moraren et non por los viejos dellos" (ley V). La ley VII no deja lugar a dudas de la radicalización del monarca: "Tan malandante seyendo algunt cristiano que se tornase judío, mandamos quel maten por ello, bien así como si se tornase herege". La comunidad entre cristianos y judíos que, por las Partidas queda totalmente prohibida nos convence aún más del pensamiento y mentalidad del rey en lo que concierne a la diferenciación entre "determinados judíos que le ayudaban en su magna obra" y su visión social y política de lo que el pueblo judío en general podría significar si tal síntesis se llevara a cabo. Leamos sólo los títulos de las leyes VIII, IX, X y XI: "Como ningunt cristiano nin cristiana non debe facer vida en casa de judío (comer, beber, baño, etc)", "Que pena merescen el judío que yace con cristiana ("que muera por ello")", "Que pena merescen los judíos que tienen cristianos por siervos, o, facen sus cativos tornar a su ley" y la sintomática ley "Como los judíos deben andar señalados porque sean conoscidos" dentro del mejor espiritu visigótico que baña todas estas disposiciones que serán el baluarte de la defensa de la sangre "vieja" que perdurara hasta el siglo XVIII. Es decir, prohibe y veda a los judíos el comprar siervos cristianos y catequizar a sus propios siervos moros y otra "gente barbara" pero si da libertad a los cautivos de judíos para que se tornasen cristianos. Por lo tanto quedan prohibidos los matrimonios mixtos entre hebreos y católicos.
No se priva A. X. aprovechando este contexto: para condenar el crimen de apostasía que por aquella época era atribuída a los israelitas.
Leyendo dichas disposiciones de Las Partidas huelga aquí todo comentario aclarador al respecto... y a pesar de todo concede privilegios a los judíos (mas a "determinados judíos") de Sevilla, Toledo, Murcia, Carrión, Sahagún (1275) contando en estas ciudades con propios jueces judíos (en el caso de Carrión, los jueces propios estaban bajo la autoridad de los rabíes de Burgos, a cuyas costumbres y albedríos debería sujetarse en pleitos y juicios). Lo aparentemente contradictorio es que Las Partidas se redactaran en 1256: parecían predecir el futuro...
La relación entre A.X. y los judíos puede dividirse en dos fases.
La primera seria de una postura de tolerancia A. X. —judíos y una segunda, en la cual las posturas anti-judías del rey son nítidas, a partir de 1280: Zag de la Mahela, en el cual A.X. tenía dejada su confianza en asuntos de recaudación, renta pública y depósitos para empresas generalmente militares, en vez de ayudar, demandando, a los sitiadores del rey en Algeciras, puso en manos del ya rebelde Sancho IV considerables sumas de los fondos del tesoro. Y una sola persona de peso cambió el rumbo del parecer del rey sabio, así como todo su equipo de trabajo de cobro de impuestos reales. Prendió A.X. a Zag y a los demás recaudadores del reino, presentando el rey a su hijo Sancho dichos hebreos con objeto de humillar a su bando opuesto, hasta que Za tuvo que morir.
El clima anti-judío también se dejaba sentir en el resto de Europa donde Felipe III de Francia tuvo que tomar medidas semejantes. Influenciado por este clima o no, A. X. manda prender en un sábado, dentro de sus sinagogas, a todos los judíos de León y Castilla, imponiéndoles multas de 12.000 maravedíes de oro de moneda nueva, con otros 12.000 de sanción por cada día que tardaran en pagarla. En Castilla y León se respiraba antisemitismo evidente pero los reyes sucesores seguirán teniendo a su lado médicos, traductores y almojarifes.
Conclusión.
La idea-empresa de un reino que sería cabeza de Imperio era sin duda el horizonte político, cultural, espiritual y el que hace de de Alfonso X un personaje más que singular en el desarrollo histórico medieval universal. No importa que se gane a toda la nobleza en contra de él, que suba unos impuestos al pueblo llano libre, a la Iglesia en una coyuntura económica más que desfavorable, lo importante era el "fecho del Imperio" en su sentido más tradicional como lo definiría un Guénon o un J. Evola. Tan gigantesco programa contaba con no pocos sabios judíos y a ellos favoreció a diferencia de otros reyes cristianos, pero sabía exactamente donde empezaban y donde terminaban sus privilegios como pueblo extraño, foráneo, contrario a sus leyes de valores, religiosas y éticas. Sabía que una sociedad bajo medieval, el extraño cristianismo de A. X. prevalecería, sobre todo si sabía del peligro a que podía conllevar un "hermanamiento" con una "raza" como la judía. El poder de los soberanos aún tenía mucho de vengativo, de leyes de caballería, de códigos de valores que según avanza el tiempo dejarán de tener sentido en una sociedad capitalista y esencialmente burguesa-mercantil.
Su deseo pudo con él y necesitó capitales de esa burguesía ya pujante, en la cual los judíos se podían desarrollar, siendo el papel del noble el del "malo" con su mirada despreciativa para quienes vivían de la usura, de la no-producción y el trabajo de los demás. Así veía al judío la gente medieval, siendo objetivos con la historia. Alfonso X supo parar y vengar la traición que los judíos cometieron con él y con el reino y en lo que a lo teórico se refiere. Las Partidas son el mejor ejemplo entre otros varios documentos de que las cosas estaban más que bien atadas y conscientemente calculadas, reflexionadas, tal era el proceder de este gran rey.
Alfonso X supo parar y vengar la mayor traición que los judíos cometieron con él y con el reino y en lo que a lo teórico se refiere, Las Partidas son el mejor ejemplo entre otros varios documentos de que las cosas estaban mas que bien atadas y conscientemente calculadas, reflexionadas, tal era el proceder de este gran rey.
La falta de políticos y no pocos historiadores de perspectiva histórica, es decir, el intentar ver los sucesos pretéritos en el contexto estructural y mental de donde son extraídos y su incapacidad para tal visión hacen de la Historia no-contemporánea la mas vulnerable a ser manipulada a modo del ejemplo de Felipe Gonzalez.
La feliz convivencia entre "moros y cristianos y judíos" es mentira si se entiende, si se comprende la sociedad medieval imparcialmente y se intenta objetivizar. La profesora historiadora Mercedes García-Mercadal lo dice resumidamente: "esta actitud personal del Rey por lo oriental y su trato de favor a las comunidades judías y musulmanas de su Corte, contrasta con la dureza de trato que ambas minorías recibieron por parte de Alfonso X, sobre todo en los últimos añios de su reinado. Bajo su mandato comienza la política de aislamiento de moros y judíos" (11).
Ello no es óbice para reconocer lo que los judíos aportaron al pensamiento filosófico y cultural en la Europa medieval. Obras al latín y al castellano fueron traducidas por los "Traductores de Toledo", de los maestros árabes y judíos como Al-Kendi, Al-Farabi, Ibn-Rosch o Averroes, Avicenna, Abicebrón Maimónides, etc. Menéndez y Pelayo apunta en sus "Heterodoxos Españoles": "Es innegable la influencia judaica, así en la filosofía panteísta dels s. XII, cuyo representante principal (...) es Gundisalvo como en la difusión de la Cábala, teórica y práctica, ya que también se daba ese nombre a ciertas supersticiones y artes vedadas".
Haciendo justicia a aquellas obras admirables y traducciones complejas del Almagesto, el Albategnio o las Tablas astronómicas alfonsinas en las cuales colaboran insignes judíos de élite, el comportamiento de Alfonso X fue el que él consideró, más allá de cualquier manipulación histórica e historiográfica y de igualitarismos humanitaristas.
La variedad étnica medieval es una verdad histórica y religiosa innegable, pero cada uno en su sitio, como lo demostró el que no llegaría a ser emperador de los reinos del Occidente medieval.
José Carlos Rios Camacho
Coordinador del E.R.A.
A Corunha, 4-IX-1988.
NOTAS Y BIBLIOGRAFIA: ;
(1) ROBERT, Roberto. Siervos, Judíos, Brujos y Diablos. Emilia Escolar editor. Madrid, 1981.
(2) VALDEON BARUQUE, Júlio. Los conflictos sociales en el reino de Castilla en los S. XIV y XV. Edit. S. XXI. Madrid, 1983.
(3) SANCHEZ DRAGO, Fernando. Gárgoris y Habidis. Historia mágica de España. Hiperión. Madrid, 1980.
Cita en la p4gina 30 (tomo III).
(4) MARTIN, José Luis. "Economía y Sociedad en la época alfonsina". Revista de Occidente. Nº 43 (Extraordinario XI. 1985).
(5) Información sacada del libro DE LOS “RIOS, Amador. Historia de los Judfos de España y Portugal. Edic. Turner, Madrid, 1984
(6) BARNATAN, Marcos. Ricardo. La Kábala, Barral | Editores. Barcelona, 1974.
Cita de la pág. 45.
(7) Pags. 288 y 289 de la citada obra de Amador de los Ríos.
(8) BALLESTEROS BERETTA, Antonio. Alfonso X el Sabio. El Albir. Barcelona, 1984. Pag. 809.
(9) Op. Cit. Ballesteros. Pag. 810.
(10) Op. Cit. Amador de los Rfos. Pag. 455.
(11) GARCIA MERCADAL, Mercedes. "Cristianos, Moros y Judfos". El País-Especial Alfonso X. (4-IV-1984). Pág. 4.
Nota.- Los textos sobre las "Siete Partidas" de Alfonso X fueron
extraídas (a través de su reedición en edic. Orbis) de la obra Las Siete Partidas del rey Don Alfonso el Sabio cotejadas con varios códices antiguos por la Real Academia de la Historia. Madrid, 1807.
Revista CADERNOS (Equipo Revisionista Afonso X), nº 2-3, 1989, pp. 6-16.
Hay otra edición más actualizada en gallego-portugués, AFONSO X E OS JUDEUS: O MANEJO HISTÓRICO, revista MOÇARABIA nº 1, 2001, pp. 2-15. Depósito Legal: LU-191-01 ISSN: 1577 - 8738. Para más información sobre el Equipo Revisionista Afonso X (ERA) en
Aquí están todos los contenidos de los números de CADERNOS del ERA.
Gracias, Rafa por tu trabajo en este blog y por el enlace con ARCO DE HERRADURA.
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