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¡Oh ansiadas cimas…! Difícil sendero os aguarda.
Inmutables y bellas como lo que más,
blancas y puras permanecéis estoicas,
desnudas bajo toda inclemencia,
con la soledad como única compañía.
Sabiendo que llegado el momento,
alguien clavará su pica en vuestra altura, vencerá vuestras rocosidades y sorteará vuestras lágrimas de hielo,
así ya no estaréis solas,
pues os enamorará con su valiente llegada.
blancas y puras permanecéis estoicas,
desnudas bajo toda inclemencia,
con la soledad como única compañía.
Sabiendo que llegado el momento,
alguien clavará su pica en vuestra altura, vencerá vuestras rocosidades y sorteará vuestras lágrimas de hielo,
así ya no estaréis solas,
pues os enamorará con su valiente llegada.
Inevitable que no pase, cuando sois el triple o más sinceras que los cuadrúpedos que abajo yacen, estupefactos y admiradores de lo que no deben,
miedosos de incluso el frío y las dolencias de más baja escala,
ni si quiera conscientes de superiores males.
Sin duda esa pica no será motivo de enumerar o coleccionar cuál trofeo,
si no el resultado de haberse vencido a sí mismo.
Esa pica será cómo si se la clavará en su propio ser.
Las cumbres ansiadas no serán siempre, de roca y nieve,
pero incluso no siendo así,
aunque otra naturaleza las conforme,
pueden ser igual o más imponentes.
Lo que sí es claro, es que solo valientes las coronan y yo no sé si soy,
pero tendré que serlo.
E.Herrero
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